Paleolítico Superior: bisonte magdaleniense de la Cueva de Altamira

Paleolítico en la Península Ibérica (2/2)





Paleolítico Superior (40.000 – 10.000 BP)

Este segundo artículo sobre el Paleolítico en la Península Ibérica está centrado en la última etapa del período, el Paleolítico Superior. Comenzamos en torno al año 40.000 BP (recuerda que BP = Before Present = antes del presente = hace X años).

Aquí ya encontramos la presencia y predominancia del Homo Sapiens Sapiens y sus revolucionarios avances, especialmente en el plano tecnológico con las implantación del Modo 4 (herramientas con mango) al trabajo de la piedra.

Paleolítico Superior: bisonte magdaleniense de la Cueva de Altamira
Paleolítico Superior: bisonte magdaleniense de la Cueva de Altamira. Foto: Wikimedia Commons

A partir del 25.000-18.000 BP se produce un gran crecimiento demográfico que causará (o será consecuencia de, según la teoría que adoptemos) una gran evolución de la organización social respecto a las etapas previas al Paleolítico Superior.

El modo de vida comienza a ser más estable, estableciéndose en campos base itinerantes. No se trata todavía de una sociedad completamente sedentaria ni organizada, pero ya hablamos de bandas de entre 30 y 150 individuos. No existen jerarquías sociales y se practica la exogamia, es decir, las relaciones abiertas entre sus miembros (vamos, lo que viene siendo una comuna).

El aumento de población conlleva mayores necesidades, lo que obliga a la mejora de las herramientas de caza. La consolidación del grupo permite además la especialización en las tareas y el mejor aprovechamiento de las piezas de caza para la comunidad. Ya hay evidencias de batidas y de matanzas comunales.

Durante este período las distintas técnicas encuadradas en el Modo 4 se hacen más complejas. Los prehistoriadores las han clasificado en 5: Chatelperroniense, Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense. Veamos a continuación las características de cada una.


Chatelperroniense (40.000 – 32.000 BP)

Aunque el Chatelperroniense se puede encontrar fundamentalmente en territorio francés, hay algunos yacimientos en la cornisa norte de la Península Ibérica. Debe su nombre a los cuchillos de Châtelperron, una especialización evolucionada de la industria lítica musteriense.

Paleolítico Superior: Puntas de Chatelperron
Paleolítico Superior: Puntas de Châtelperron. Foto: Wikimedia Commons

Se trata de la última evidencia de la presencia de comunidades neandertales en la península.


Auriñaciense (40.000 – 28.000 BP)

Esta cultura todavía utiliza técnicas musterienses que progresivamente evolucionan hacia raspadores más altos y en hocico, hojas denominadas auriñacienses, así como hojitas Dufour y buriles con el pico curvo. La industria ósea comienza a adquirir importancia y las piezas recuperadas consisten en azagayas (pequeñas lanzas) de base hendida, adornos personales e incluso instrumentos musicales.

Paleolítico Superior: Auriñaciense
Hojas auriñacienses, Museo de Historia Natural de Toulouse, Francia. Foto: Wikimedia Commons
Hojitas Dufour
Hojitas Dufour. Foto: Wikimedia Commons

El Homo Sapiens desarrolla un mayor simbolismo mediante la utilización del arte mobiliar en hueso y el desarrollo del arte rupestre.

Los yacimientos más destacas están en El Castillo (Cantabria), Abric Romaní (Barcelona), La Viña y Tito Bustillo (Asturias) o Mallaetes (Valencia).


Gravetiense (28.000 – 20.000 BP)

Debe su nombre a las puntas tipo Gravette, características además de los buriles de Noailles. Además de industria lítica, se elaboran en hueso azagayas de tipo Isturitz (con zoomorfos en la punta) y de base hendida.

ejemplo de punta Gravette.
Ejemplo de punta Gravette. Foto: Wikimedia Commons

Durante el Gravetiense el Homo Sapiens se cobija del frío habitando en cuevas o abrigos rocosos. Las manifestaciones simbólicas adquieren mayor importancia, atestiguadas por la mayor cantidad y calidad de los objetos artísticos encontrados.

Grabado gravetiense de la Cueva del Parpalló, Gandía, Valencia
Grabado gravetiense de la Cueva del Parpalló, Gandía, Valencia. Foto: Wikimedia Commons




Solutrense (21.500 – 16.500 BP)

El Solutrense se divide en tres etapas determinadas por el útil característico de cada una de ellas: inferior (21.500 BP), con las puntas de cara plana; medio (20.000 BP), con el retoque plano bifacial de las piezas; superior, por sus puntas de pedúnculo y aletas. En todas el sílex se trabaja mediante retoques muy planos, con un ángulo inferior a 45ª, a imitación de las hojas de laurel o sauce.

bifaz Solutrense
Ejemplo de bifaz Solutrense. Foto: Wikimedia Commons

En la industria ósea, aparecen los primeros útiles propiamente dichos en este material, como los propulsores (que sirven para impulsar el lanzamiento de las armas arrojadizas) y las agujas. Te dejo a continuación un vídeo de la Arqueóloga Inocente (que tiene un canal muy interesante en Youtube y además es súper maja) para que comprendas cómo se utilizan los propulsores y las azagayas.

A nivel social, ya se puede encontrar una sociedad más compleja y simbólica. Encontramos hogares con una cierta estructuración, como los que se pueden encontrar en los yacimientos de La Riera (Asturias) o la Cueva de Ambrosio (Almería). En el Mediterráneo encontramos un arte parietal muy desarrollado (Nerja, Málaga) y plaquetas con grabados y pinturas (Parpalló, Valencia).


Magdaleniense (17.500 – 11.500 BP)

La llegada del Magdaleniense aumenta las diferencias entre la cornisa cantábrica y el arco mediterráneo, que evolucionan de forma independiente durante el final del Paleolítico Superior. Aun así, prácticamente toda la Península Ibérica avanzará al Mesolítico en torno al 11.000 BP.

Arpón magdaleniense
Arpón magdaleniense. Foto: rtve.es

En Cantabria y Navarra las facies comienzan a reducir su tamaño y aparecen las raclettes. Se desarrollan los primeros arpones, que al final del período ya podremos encontrar con una o varias hileras. Además de la famosísima Cueva de Altamira, en este período destacan los yacimientos de Juyo y El Castillo (Cantabria) o Tito Bustillo (Asturias).

En el levante, la ribera del Ebro y el Prepirineo se reducen las piezas laminares y aumentan los raspadores. En la etapa final se generaliza el uso de arpones y de piezas microlaminares. Los yacimientos más importantes se encuentran en La Paloma (Torrepacheco, Murcia), Pirulejo (Córdoba), Chaves (Huesca) o la ya citada Cueva del Parpalló en Gandía (Valencia).

Paleolítico Superior: arte parietal en la Cueva de Tito Bustillo, Asturias
Paleolítico Superior: arte parietal en la Cueva de Tito Bustillo, Asturias. Foto: Centro Tito Bustillo

El gran desarrollo del arte parietal muestra un avance en las costumbres sociales, ritualizando los enterramientos y apareciendo un gran número de santuarios. Los espacios de habitación comienzan a delimitarse con más claridad y la población se establece en campamentos base durante todo el año, complementados en estaciones concretas por zonas logísticas para caza y almacenamiento.


Paleolítico Superior: para saber más / fuentes consultadas






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