Carlos I, el gran emperador de la dinastía Habsburgo (parte I)
Carlos I es el protagonista del artículo de esta semana, en el que continuamos nuestro especial dedicado a la Casa de Austria. Popularmente es más conocido como Carlos V por su condición de emperador del Sacro Imperio Germánico.
He dividido el contenido de este post en varios apartados diferenciados (y en dos post, porque el señor emperador da para mucho) para hacer más cómoda la lectura:
Contenidos
Por otra parte, y además del contenido de los posts especiales de Carlos I, me gustaría recomendarte una serie producida por Televisión Española, llamada Carlos Rey Emperador, y que puedes ver íntegramente a en el portal de rtve.es
Una consideración previa: el inicio de la Monarquía Española
De forma bastante habitual, se suele indicar que España como nación y como ente unido nace con los Reyes Católicos, lo cual es del todo incorrecto. Gracias al matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando II de Aragón, se produce una vinculación territorial que de facto, no llega a ser una unión política.
La corona de Castilla comprendía la mayor parte del territorio peninsular, con la excepción de los reinos de Portugal, Navarra y Granada (si bien éstos dos últimos fueron incorporados a la corona a finales del S. XV y principios del XVI). Debido a que Castilla incorpora prácticamente todos sus territorios de forma progresiva durante la Reconquista, sus instituciones y monedas son homogéneas en todo el reino, a excepción de las provincias vascas, que tenían una vinculación especial con la Corona, disfrutando de privilegios y leyes exclusivas.
Por contra, la corona de Aragón estaba comprendida por los reinos de Aragón, Valencia, Mallorca, Sicilia, Cerdeña y el Principado de Cataluña. Cada uno de ellos contaba con sus propios sistemas monetarios, instituciones de poder e incluso aduanas para separarlos.
De este modo, con los Reyes Católicos lo que aparece es la Monarquía Española, un sistema de agregación de reinos y territorios bajo el mando del mismo soberano, pero que no implica la unión política de éstos ni su unificación.
De hecho, será la propia la agregación territorial la que mayor número de problemas dará al futuro Carlos I. ¿Lo vemos?
La llegada al poder de Carlos I
Carlos era hijo de Juana I de Castilla (la Loca) y Felipe I (el Hermoso), de los cuales recibió una gran herencia de reinos, territorios y títulos de diversa índole:
- Por parte materna, una vez proclamado sucesor de la reina Juana, pasó a ser rey de Castilla, Aragón, Navarra, Nápoles y Sicilia, además de los Países Bajos españoles y los territorios conquistados en América.
- Gracias a sus raíces paternas, era Archiduque de Austria, Duque de Borgoña, Conde de Flandes y, en última instancia, Emperador del Sacro Imperio Germánico, sucediendo a su abuelo, Maximiliano I.
Por primera vez en la historia de Europa el gobierno de tal cantidad de dominios recaía sobre una sola corona.
Carlos, nacido en 1500 y educado entre Francia y Flandes, fue el designado como gobernador de los reinos españoles por parte de su abuelo, Fernando el Católico. Éste había asumido la regencia y gobernado Castilla tras recluir a la reina Juana y declararla no apta para el gobierno (aun así, era ella la que ostentaba el título de reina). A la muerte de Fernando, en 1516, Carlos se postuló como rey y llegó al puerto de Santander.
Aunque fue rápidamente reconocido en Castilla y Navarra, en Aragón tuvo mucha mayor oposición, principalmente porque la ley aragonesa primaba la sucesión a través del hijo varón, y éste era el hijo que el rey Fernando había tenido con su segunda esposa, Germana de Foix. La cuestión fue resulta por una bula papal en la que León X reconocía a Carlos como soberano: Castilla, Aragón y Navarra tenían el mismo rey.
Consolidación en el trono
Tensiones en Aragón: las Germanías (1519-1523)
Durante el Siglo XV el Reino de Valencia, con su capital a la cabeza, disfrutó de un espectacular crecimiento económico que llevó a la ciudad a ser la más importante de la Corona de Aragón, duplicando la población de Barcelona y convirtiéndose en el principal puerto marítimo, superando al de la ciudad condal.
No obstante, los desequilibrios económicos que se produjeron en el reino se tradujeron en enormes tensiones entre nobleza y pueblo llano, e incluso en éste, en los propios gremios artesanos. Valencia era un polvorín que sólo necesitaba una chispa para explotar.
En el verano de 1519, un brote de peste hizo que la nobleza abandonara la ciudad, que se volvió ingobernable. Además, el miedo a la epidemia fue la excusa utilizada por Carlos I para posponer la convocatoria de las cortes y jurar los fueros del reino, lo cual exaltó todavía más a la población, ya que sí había acudido a Barcelona a jurar los fueros ante las Cortes de Aragón.
La revuelta dio comienzo tras un incidente en la catedral, con el linchamiento de un condenado por sodomía. Tras este suceso, el gobernador de Valencia, Luis de Cabanilles, prohibió cualquier tipo de asociación, provocando una reacción totalmente contraria por parte del pueblo.
Por otra parte, ante la presencia de piratas berberiscos en todo el arco mediterráneo, Carlos I llamó a la autodefensa. Los gremios, descontentos con su monarca, estaban además organizados militarmente con la aprobación de éste.
En noviembre se constituyó la Junta de los Trece, que pretendía actuar como gobierno de la ciudad y que en la que estaban representados todos los gremios. Los agermanats (el término significa hermanados, del mismo modo que la germania se traduce como hermandad) atacaron a los nobles y sus intereses y suprimieron los impuestos (1520). Llegado a este extremo, Carlos I decide intervenir y envía a sus tropas para sofocar la rebelión.
El ejército real, mucho mejor equipado y entrenado, obtiene importantes victorias en el norte del reino (tomando plazas como Peñíscola, Villarreal o Castellón).
En cambio, la resistencia en el sur fue mucho más difícil de doblegar. Los agermanats dominaban plazas tan importantes como Játiva (Xàtiva) y lograron una gran victoria en la Batalla de Gandía (1521).
Paradójicamente, las victorias de las tropas en el sur precipitaron los acontecimientos en la capital: la Junta de los Trece dimitió al completo, preparando el terreno para negociar la restauración de los nobles y del poder real.
El líder militar de la revuelta, Vicent Peris, acudió a Valencia para intentar compensar la situación y retomar la senda agermanada, pero ya era tarde. Fue atacado y ajusticiado en marzo de 1522. Su cabeza fue enviada al virrey, Diego Hurtado de Mendoza, quien la colgó en la Puerta de San Vicent. La revuelta valenciana había sido sofocada.
Las Germanías también llegaron hasta la isla de Mallorca, aunque con algunos matices diferentes: los campesinos de la isla se alzaron contra los abusos de los señores de la ciudad, llegando los rebeldes incluso a tomarla. Las tropas reales recuperaron la ciudad en 1523, finalizando el levantamiento y dando lugar a una represión mucho más dura que la de Valencia.
Tensiones en Castilla: la Guerra de las Comunidades (1520-1522)
En el Reino de Castilla, al igual que lo sucedido en Aragón, el joven monarca tuvo que enfrentarse a otro alzamiento. A la llegada de Carlos I a Castilla un gran séquito de nobles flamencos le acompañaban. La mayoría de ellos desconocían los usos, las costumbres e incluso el idioma castellano, lo cual despertó los recelos de los habitantes del reino. El descontento generalizado subió todavía más de temperatura cuando el soberano comenzó a reclamar a través de impuestos y colectas especiales el dinero con el que financiar su ascenso al trono como Emperador del Sacro Imperio Germánico, título que consiguió en mayo de 1520.
El nuevo emperador, Carlos V, dejó el reino en manos del cardenal Adriano de Utrecht y partió a Aquisgrán para tomar posesión de su cargo. Fue este momento en el que la chispa de la rebelión prendió, con alzamientos en Toledo y Segovia, a los que siguieron Zamora, Toro, Madrid, Guadalajara, Ávila, Salamanca y Burgos. Muchas más ciudades se unirían durante el verano, tras la quema de Medina del Campo por parte de las tropas reales.
Además de las ciudades, las comunidades rurales también fueron sumándose al levantamiento. Los campesinos además de protestar contra los abusos reales también se oponían a los de los propios señores castellanos, lo que motivó que el conflicto se tornase todavía más complejo y que se generara división entre los grupos burgueses del bando rebelde.
El conflicto derivó en un enfrentamiento final entre comuneros y tropas reales el 23 de abril de 1521 en la Batalla de Villalar (en la actualidad, Villalalar de los Comuneros, provincia de Valladolid), obteniendo el ejército imperial una victoria definitiva, capturando y condenando a muerte a los líderes opositores: Padilla, Bravo y Maldonado.
El Reino de Navarra, por su ubicación estratégica entre los reinos de Castilla, Aragón y Francia, había sido constante objeto de disputas entre los monarcas de dichos reinos. Fernando el Católico conquistó Navarra en 1512, pero tras la muerte de éste, el nuevo rey francés, Francisco I, decidió intentar incorporarla a su corona favoreciendo la rebelión contra el virrey Juan de Albret, que fue fácilmente sofocada.
La tensión entre la Monarquía Hispánica y Francia iba en aumento, llegando a su punto más alto con el fallecimiento de Juan de Albret en 1516 y de su esposa, Catalina de Foix, en 1517. El reino quedaba en disputa sucesoria.
El rey francés, victorioso en las campañas contra el emperador, como la que le permitió conquistar el Milanesado, aprovechó los problemas internos en Castilla para atacar nuevamente Navarra. Así, en 1521 conquistó Pamplona y llegó a asediar Logroño.
Fue en la ciudad riojana donde encontró su mayor dificultad el rey francés. Al no poder rendir Logroño, sus tropas se replegaron, pero se encontraron con que el ejército castellano cortaba su paso hacia Pamplona, obligándolos a entrar en combate a campo abierto contra las tropas de Carlos I. El 30 de junio de 1521 tuvo lugar la Batalla de Noain-Esquiroz, en la que la victoria cayó del lado castellano. Sólo unos meses después, Castilla controlaba todo el reino y Carlos I pasó a ser rey de Navarra.
Bibliografía / para saber más
- Donado Vara, Julián y Echevarría Arsuaga, Ana (2014). “Historia Medieval II (Siglos XIII-XV)». Editorial Universitaria Ramón Areces.
- Ribot, Luis (2016). «La Edad Moderna (siglos XV-XVII)». Editorial Marcial Pons Historia. pp 289-306.
- «La España del Siglo XVI». Programa Kairos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Programa Kairos
- Perea Rodríguez, Óscar. «La Guerra de Germanies en el Reino de Valencia». Revista científica Reino de Valencia. www.regnedevalencia.es
- VV. AA. «Carlos V. El reto de una herencia planetaria«. Descargar pdf
- Palanca, Jose. «Las Germanías«. www.lacrisisdelahistoria.com
- «Sentencia y condena de Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado«. Archivo General de Simancas, PTR, LEG, 5,16 (1521). Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Documentos escogidos.
- Usunáriz, Jesús-María. «Navarra 1512: conquista e incorporación». Biblioteca del Departamento de Historia de la Universidad de Navarra. Ver enlace a la exposición.
- Banco de imágenes y sonidos del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Banco de imágenes y sonidos.
2 Respuestas a “Carlos I, el gran emperador de la dinastía Habsburgo (I)”
Los comentarios están cerrados.